De la correcta asignación de las responsabilidades en un proyecto, y en especial de tecnología digital, dependen en gran manera el logro de los objetivos estipulados para el proyecto..
Uno de los mayores problemas que se suceden con cualquier tipo de proyecto es la asignación de responsabilidades, que frecuentemente se asigna en un nivel en donde no se pueden llevar a cabo.
Responsabilidad implica la habilidad para responder. Una persona a quien se le asigne una responsabilidad, también debe asignársele la autonomía sobre los recursos requeridos para poder tener la habilidad para responder por el proyecto.
Eso es en el mundo ideal, pero en el mundo real, no necesariamente la responsabilidad la podemos asignar a una sola persona y es ahí donde se hacen grupos de trabajo.
El ejemplo anterior nos da pié para ilustrar lo que vemos sucede en buena parte de los casos. Mercadeo manifiesta constantemente que necesita mejor control sobre la información de los clientes, Tecnología analiza aplicativos y los instala, recursos humanos no interviene, y el proyecto pasa a ser uno más en esa lista de proyectos de TI fallidos. No por la tecnología, sino por la falta de asignación de responsabilidades claras.
El área de tecnología informática no debe ser responsable por NINGUN proyecto cuyo beneficio a la empresa se obtenga por medio de la aplicación de la misma en otra área de negocio. Debe ser esa área de negocio quien se responsabilice por el proyecto en general. El de Mercadeo sobre su proyecto de CRM, o el Gerente de Planta sobre un proyecto para optimizar la producción.
Es claro que estos gerentes de proyecto no cuentan con todas las habilidades y competencias para hacer el proyecto solo, y es ahí donde se forma un equipo interdisciplinario, pero liderado por el gerente de área, donde intervienen las demás áreas de la compañía sobre la que se requiere el concurso, entre ellas el área de tecnología informática.
Es precisamente aquí donde se da un cambio de concepción en los proyectos, de implementar tecnología por implementarla o estar a la moda, a pasar a ser una inversión que debe dar unos rendimientos. La responsabilidad sobre los rendimientos de la misma no puede caer en cabeza de la gerencia de Tecnología Informática, no tiene a su disposición los recursos para lograr que un sistema de información sea realmente implementado y utilizado, y tampoco es la idea asignarle estos recursos.
La justificación del proyecto debe estar alineada perfectamente con la obtención de valor para la empresa. Este valor se obtiene posterior al desarrollo de la tecnología, con su aplicación, y esta aplicación depende casi exclusivamente del proceso para el cual se desarrolló la tecnología.
En este orden de ideas, no debería arrancar ningún proyecto de tecnología cuyo gerente de proyecto esté directamente en el departamento de tecnología informática, a menos que sea un proyecto de cambio de infraestructura. Para ser coherentes con esta idea, el presupuesto del área de Tecnología Informática debería ser CERO, todo centavo que gaste o invierta debe tener una contraprestación en el negocio, y por lo tanto, el dinero debe salir de las áreas beneficiadas.
Será la mejor manera de medir, tanto el valor que aporta la tecnología informática a la empresa, como la obtención del beneficio de la tecnología una vez esta se entregue al usuario.
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