Hoy no se discuten las ventajas de tener todo “en la nube”, pero también surgen muchas inquietudes, todas válidas desde el punto de vista de cada quien que la manifiesta, sobre temas de seguridad, migración, responsabilidad de la operación, y en últimas, sobre quién le responde al usuario y/o empresa si llegase a fallar “la nube”.
Los conceptos de “nube” los venimos manejando, tal vez con otros nombres, desde la aparición de los servicios de correo electrónico en la Web como Hotmail y Yahoo. Estos sistemas ofrecían el servicio de correo electrónico pero requiere acceder a internet para leerlo y enviar mensajes. Hoy queremos pasar del correo electrónico a manejar los procesos de la compañía.
Una nube “robusta” exige que tengamos, además de las seguridades propias del centro de cómputo (propio o arrendado) donde estarán alojados los servidores y los programas, una seguridad de que habrá acceso a estos servicios.
El tema de telecomunicaciones se convierte en uno de los obstáculos en el camino hacia la nube. En algunos países como Colombia, México, Estados Unidos, se cuenta con una amplia oferta de proveedores y de servicios de conectividad que hacen presagiar que uno puede estructurar una red que nunca falle. La conectividad de los usuarios hacia los servidores, por lo general se hace por Internet, y ya tenemos comunicaciones, además de las tradicionales, la posibilidad de utilizar las redes celulares. Hoy es difícil en un buen número de países, no encontrar cómo conectarse a Internet. Y en los que no es tan fácil, se avanza para permitir este tipo de servicio.
El siguiente elemento es que esté disponible realmente el servicio. De nada me sirve llegar a los servidores si los servicios no están disponibles. Para esto existen los Acuerdos de Niveles de Servicio donde se estipulan la disponibilidad y los parámetros bajo los cuales se garantizar a esta disponibilidad. También es menester de quien contrata los servicios validar que los puedan cumplir.
Hoy existe tecnología de todo tipo para garantizar la disponibilidad de los equipos y es factible entonces ofrecer altos niveles de calidad. A esta disponibilidad, se le suma la velocidad de procesamiento que se requiere para trabajar adecuadamente. Será responsabilidad del proveedor poner la suficiente capacidad de cómputo para cumplir con el acuerdo de nivel de servicio.
El tema de seguridad es otro de los obstáculos que se presentan para la migración hacia la nube. La mayoría de los proveedores actuales proveen lo que se conocen como “nubes públicas”, es decir, donde hay varios clientes, cientos o miles dependiendo de las capacidades, trabajando sobre las mismas máquinas. Si bien es cierto que hay protocolos y parámetros de seguridad que se establecen, no es un tema de fácil remoción. Es por esta razón principalmente que hay hoy una tendencia al montaje de “nubes privadas” donde los equipos son para un solo cliente, bien sean provistos por el cliente, y puestos bajo collocation en el proveedor, o son del proveedor para uso exclusivo de un cliente.
En términos generales, ya están las nubes, y los primeros pasos que se efectúan en este camino hacia la nube ya están dados. Temas de seguridad, disponibilidad, confiabilidad, y desempeño ya están resueltos tanto en nubes publicas y existen las tecnologías para que empiecen a florecer nubes privadas.
¿Que sigue? Hacer los pasos pertinentes para ir migrando los servicios actuales hacia la nube. Se puede iniciar por los servicios de infraestructura y servicios básicos como el correo electrónico, el sitio Web, el manejo de aplicaciones de productividad de oficina de terceros como Google Docs o Office 365 en la Web, que presentan la funcionalidad de cómputo desde un sitio centralizado.
Más adelante habrá que ir migrando las aplicaciones corporativas hacia el esquema de la nube, y se terminará con las aplicaciones de inteligencia del negocio. Y no se discute que esta será la manera de aprovechar las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, análisis de grandes datos, Internet de las cosas, y hasta drones, que se ofrecen ya bajo la modalidad de X como servicio, donde ya es el proveedor quien provee la nube, pero no nos exime de verificar que igualmente se cumplan los requerimientos que planteamos arriba.
Es claro que el ritmo al que se ande por este camino estará dictado por la cultura empresarial, porque la tecnología ya existe! ¿Está listo para empezar su camino a la nube?