Ya no hay excusa para que las empresas en cualquier economía, por más deprimida que esté, no pueda contar con herramientas que le permitan elevar varios peldaños su nivel de competitividad.

Hace unos años cuando se inició el movimiento «Linux» si podemos llamar así a la disponibilidad de software de buen desempeño y sin costo, se inició también el cuestionamiento a los valores que normalmente pagamos por estos programas. No se han quebrado todavía las empresas que comercializan programas para computador, por lo que se podría inferir, que a pesar del fuerte embate que presenta el movimiento de software libremente licenciado, sigue habiendo quien prefiera pagar por éste.

Hay varias categorías de software, y las consideraciones son diferentes para cada una de estas categorías, por lo que se hace indispensable diferenciarlas en sistemas operativos, bases de datos, y aplicaciones de usuario final. De la misma manera hay diferentes equipos en los cuales corren estas aplicaciones, básicamente diferenciados en clientes (como los PC que usamos a diario o los dispositivos móviles) y en Servidores.



Para el caso de los equipos Cliente, el domino de Microsoft en el sistema operativo se ha mantenido, a pesar de que las alternativas en el mundo libre, como Linux están presentes y funcionan bastante bien. La ventaja del Windows en estos equipos es su facilidad extrema de uso, que además de mejora con cada nueva versión. Hoy en Windows, no se requiere prácticamente conocer mucho del sistema para conectar equipos como los scanner, cámaras digitales y hasta memorias extraíbles. En adición a esto, la estrategia de Microsoft de incorporar su sistema operativo en equipos nuevos a un costo muy bajo, hace que la penetración sea muy alta.

Por lo general no se habla de bases de datos en equipos cliente, por lo que saltaremos al software aplicativo. En este último rubro, se tiene una alta disponibilidad de aplicaciones en el mundo gratuito semejantes a las aplicaciones en el mundo pago. El ejemplo más claro es el LibreOffice  como respuesta al Microsoft Office, y que además de tener su versión para Linux, también tiene versión para Windows como sistema operativo. Y así como para esta suite de productividad, existen alternativas para casi todos los programas principales que un usuario pudiera requerir.



Cuando pasamos al servidor, el tema es un poco más complejo. Es claro que Windows tiene un buen cubrimiento en el ámbito de servidores, pero es claro también que es ahí donde el mundo abierto ha hecho mayor mella en el mercado de sistemas operativos y bases de datos.

El Linux cobra relevancia dado los esquemas de escalamiento horizontal que se utilizan hoy día, además del número de servidores que se manejan en las empresas, haciendo que el costo de licenciamiento sea tenido en cuenta. Influye también la reducción importante en el valor de los equipos, lo que hace que se resalte más el valor de los programas. También lo cobra en el ambiente Web donde el servidor Apache domina este rubro, y es absorbido como base por servidores Web de otras empresas en sus soluciones.

Las bases de datos también presentan un panorama complejo, a la luz de la disponibilidad de MySQL y PostgresSQL como gratuitas, y la presencia de SQL Server de Microsoft, Oracle, DB2 de IBM entre otras. Por otra parte los lenguajes de programación como PHP pueden acceder a cualquier base de datos, lo que deja en manos del integrador la decisión de qué base utilizar.



Por último, y en mi concepto, lo más importante, es el software aplicativo, es decir, el que mueve las reglas del negocio, porque todas las demás categorías por sí solas no aportan mucho, salvo en contados casos. En el tema entonces de las aplicaciones también se vive algo tormentoso, como en las bases de datos.

Hay aplicativos muy conocidos de empresas como Oracle, SAP, Microsoft, Infor, entre otras, con diferentes características y criterios de licenciamiento, y con valores en algunos casos bastante altos, a pesar de ser mitigados un poco por ofertas de software como servicio, los costos de implementación no dejan de ser considerables todavía.  Por otra parte existen más de 500,000 proyectos de software gratuito que pretende competir con este tipo de aplicativos.

Algunos de estos programas lo hacen bastante bien, sin embargo el grueso del problema yace en la implementación del mismo. Algunas empresas han tomado software gratuito y con base en él ofrecen servicios de implantación. En la Web pululan sitios desarrollados sobre WordPress o Joomla, que presentan una plataforma de manejo de contenido gratuita, y la personalización y la implantación es lo que se cobra a los clientes.

No es un tema fácil de concluir, ni de definir cual es la alternativa ideal para cada empresa. Lo que si se puede establecer es que ya no hay excusa para que las empresas en cualquier economía, por más deprimida que esté, no pueda contar con herramientas que le permitan elevar varios peldaños su nivel de competitividad.

 

 

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