¿Tenemos la información que necesitamos, o será que tenemos tanta información que buena parte de ella pasa desapercibida?
La popularización de los medios ha tenido varios impactos en el manejo de la información en todos los ámbitos. El deporte no se queda atrás, y nos deja lecciones que podemos aplicar para los negocios.
Las primeras transmisiones que tuve ocasión de ver del Mundial de Fútbol me permitieron disfrutar enormemente de la selección de Brasil en el campeonato en México en el verano de 1970, para muchos la mejor selección que haya jugado fútbol. En ese entonces la información previa a los encuentros era muy escasa, y se limitaba a la que nos compartían quienes transmitían o por radio o por televisión el evento.
Hoy gozamos de múltiples medios de información acompañando la televisión y la radio, y no solo en cantidad de medios, sino en penetración de los mismos y el volumen de información que se tiene a mano.
Hasta hace unos años poco se sabía de los jugadores que iban a un mundial. Hoy se “siguen” a través de la televisión en sus partidos de ligas locales y ligas internacionales. La expectativa de un Messi, Ronaldo, o Mbappe son mucho más altas hoy, que la que se pudiera tener inclusive sobre un Pelé en 1970.
Hoy hay muchos más datos que se producen en tiempo real, se procesan y están a disposición en forma inmediata para quienes quieran estar informados con este nivel de velocidad. Inclusive cada uno de los dispositivos móviles con conexión a Internet tiene su propio programa para tener actualizado minuto a minuto lo que sucede en un mundial, las ligas y hasta torneos amistosos.
Las estadísticas que presenta el portal de la FIFA son estadísticas antes exclusivas de las que se manejan en otros deportes como el Baseball. Es entendible, un partido de baseball dura aproximadamente 3 horas, con un juego que no es fluido. Los comentaristas necesitan de qué hablar entre lanzamiento y lanzamiento. Para los que nos gusta el baseball, estas estadísticas son parte fundamental del juego.
En el fútbol había métricas básicas como número de tarjetas, número de faltas y goles, acompañando otras pocas. Hoy tenemos medidas de hasta el número de metros recorridos por cada jugador en cada partido, tiros con la pierna izquierda y la derecha, y tanta información que pudiera uno pensar que puede ser demasiada, para el espectador.
¿Qué determina entonces la cantidad de información a entregar? Se podría pensar que con la variedad de públicos disponibles por todos los medios, además de la facilidad con la cual se puede recopilar esta información, la oportunidad está en presentar toda la que se pueda, con herramientas de selección y clasificación que permita a CADA usuario rescatar la información que prefiera.
No se para qué es útil para un simple espectador de un partido de fútbol saber que Messi recorrió 12.3 kilómetros en un partido. Esta información la requerirá su preparador físico para hacer su plan de recuperación. Pero la información está ahí. De la misma manera, para una persona que no puede tomar decisiones sobre precios en un almacén, de nada le sirve saber el margen de contribución obtenido con cada venta. Pero de seguro, si la información está presente, alguien la podría utilizar.
Es claro que hoy los sistemas de información deben producir eso, información, de todo tipo, color y sabor. Es tan difícil prever qué información necesitaré para la siguiente decisión, que los pasos “antiguos” de análisis, diseño, programación, pruebas y puesta en producción, suenan demasiado lentos para la velocidad del mundo de hoy. Para cuando se termine todo el proceso, ya no se necesita esa información sino otra.
El reto es grande, pero está comprobado también que las herramientas están ahí, para pasar de sistemas de “procesamiento de datos” a la presentación de información en tiempo real y en abundancia para cubrir cualquier necesidad que pueda tener cualquier usuario. ¿Están sus sistemas preparados para esta necesidad?