A pesar de muchos vaticinios de muerte para los negocios en Internet, y de comentarios de muchos altos pensadores sobre que no hay ninguna nueva economía sino un nuevo medio, se ha afianzado el tema del manejo de relaciones entre clientes, proveedores y empleados a través de la Internet. Ya llegamos a temas de «Transformación Digital» para volcar toda la empresa, con la aplicación de tecnologías digitales, hacia la utilización de éstas para mejorar los productos, procesos, viaje del cliente, y hasta la forma de hacer dinero.
Cobra vigencia el refrán de que pronto «el negocio que no esté digitalizado, desaparecerá». Palabras muy fuertes pero muy elocuentes sobre el estado y el impacto de la tecnología sobre esta «nueva economía».
Mucho se ha dicho también sobre que el tema ya no es si se efectúa una transformación digital, sino cuándo. Ahora el tema es que las compañías deben estar preparadas, como mínimo, para cuando sus socios de negocios le exijan interactuar digitalmente, so pena de eliminar las transacciones con ellos. Hemos visto en varios clientes la necesidad de correr a pasos agigantados para poderle seguir vendiendo a su cliente más grande, ese que representa el 30% de los ingresos de la empresa, razón por demás para no poder perder un minuto en el alistamiento.
Correr era necesario hace unos meses, hoy, sin embargo no hay excusa para tener que correr. Existe ya suficiente prueba de la necesidad de estar preparado para las economías digitales, sin embargo pocas empresas han iniciado el alistamiento.
Existe también toda la tecnología a disposición de las empresas. En caso extraño de no existir una tecnología en particular, en el menor tiempo de lo previsto aparecerá en el mercado, eliminando la barrera que tendríamos para implementar la idea respectiva.
Prepararse para la participación en la nueva economía obedece a unos pasos inicialmente de convencimiento de la necesidad estratégica de que para poder estar presentes en esta nueva economía se debe iniciar un proceso de «digitalización y virtualización» de la empresa. Estos procesos deben ser orientados desde la gerencia de la compañía, y deben estar encaminados a la preparación de la estructura de las exigencias de esta nueva economía como velocidad en el tiempo de respuesta, velocidad en el tiempo de entrega de los productos solicitados, competitividad en precio y servicio, disponibilidad siete días a la semana, 24 horas al día, y los demás factores que se exigen para la presencia en la nueva economía.
También exige un trabajo arduo en la preparación para poder trabajar cooperadamente con los socios de negocios. Las aplicaciones de la empresa deberán poderse conectar con las de mis clientes y con las de mis proveedores. Esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo y los que hemos trabajado en esta tarea somos conscientes que del dicho al hecho hay mucho trecho, lo que no hay es mucho tiempo porque cuando un cliente nos exija, por ejemplo, la posibilidad de colocación y seguimiento de ordenes por un sitio Web o a través de una API o servicio Web, no podemos inventar en ese momento qué hacer.
La información interna de la compañía también debe obedecer a estándares de intercambio de información. Por ejemplo, nuestro inventario debería ya tener codificación estándar internacional, básicamente identificado con códigos de intercambio estándar como el EAN o el UPC. El proceso de codificación aunque es sencillo, también implica cambios profundos en la forma de manejar el inventario al interior de la empresa. Por ejemplo, si hoy los productos en una fábrica de ropa no manejan tallas y colores, habrá que iniciar por la explosión de estos códigos para podernos adaptar al recibo automático de una orden de compra por parte de un almacén, solicitando tallas y colores específicos.
Alistar la empresa para la nueva economía ya no es opcional. Si no quiere liderar la incursión en esta economía, tampoco podrá decidir no participar y es mejor que esté listo para cuando quienes lideren el proceso, sus clientes y/o sus proveedores, le exijan estar dentro de los mercados electrónicos o desaparecer.